Al
vivir esforzándote en guardar sus mandamientos, advierte que lo que haces es
amar. Amar como hizo Jesús. Unos mandamientos que están resumidos en dos:
primera opción de tu vida Dios sobre todas las cosas; y, segunda, el prójimo
como si se tratara de ti mismo. Esforzándote en lo segundo, vives en el
primero. Y, para vivir en el primero – Amar a Dios – tienes que esforzarte en
vivir en el segundo. Es fácil advertirlo y entenderlo, pero, diría imposible
vivirlo sin estar, sin permanecer en el Amor del Señor. Por eso la importancia
de estar unido a Él Eucarísticamente.
Un amor que viene del Padre y que Jesús nos hace partícipe desde su entrega amorosa y misericordiosa. Amándole a Él entramos en esa relación de amor entre Él y el Padre. Nos lo dice claramente: (Jn 15,9-11): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.