Reconocernos
débiles, pequeños y necesitados es tener conciencia de que hemos sido niños,
necesitados de nuestros padres en una etapa de nuestra vida, y que siempre
seremos niños ante nuestro Padre Dios, del que siempre estaremos necesitados.
De ahí la hermosa oración del Padrenuestro que Jesús enseña a los apóstoles en
el Evangelio de hoy cuando le piden que les enseñe a orar.
Es,
por tanto, ineludible y necesario mantener esa actitud de niño necesitado ante
Dios nuestro Padre. Y pedir y pedir con insistencia como nos apremia Jesús hoy
en el Evangelio: «Supongamos
que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice:
‘Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a
mi casa y no tengo nada que ofrecerle’. Sin duda, aquel le contestará desde
dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados.
No puedo levantarme a darte nada’. Pues bien, os digo que aunque no se levante
a dárselo por ser su amigo, se…
La
perseverancia es fundamental. Y lo es porque ser perseverante es ser creyente.
Es decir, tener fe. Quien tiene fe persevera. Dios es un Padre Bueno y atenderá
nuestras súplicas y nuestras necesidades. Realmente, nos dará lo que nos
conviene y no lo que nosotros, que no sabemos que nos conviene, queremos.
―Nuestro
gran error ―dijo Manuel― es creernos suficiente y que sabemos lo que nos
conviene. Luego, pedimos y si no conseguimos lo deseado miramos de reojo y con
cierta indiferencia al Señor. Dios sabe que es lo que realmente necesitamos.
―Ahí
está el problema ―comentó Pedro. Lo importante es confiar y saber que lo que
Dios nos da es lo que realmente necesitamos. Claro, nos resulta difícil
aceptarlo.
―Y comprenderlo ―añadió Manuel. Esas son las pruebas, perseverar, insistir y creer.
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