No busques en lo
alto, ni tampoco en lo profundo. Fíjate en ti, dentro de ti y observa tu
entrega, tu disponibilidad, tu amor dado gratuitamente y tu paciencia. ¿No
notas gozo y paz? ¿No te sientes alegre, festivo y lleno de amor gozoso y
feliz? ¡Estás en el Reino de Dios! Porque, el Reino de Dios es el gozo y la
alegría que, día a día, se va manifestando en tu disponibilidad a darte y amar
al estilo de Jesús, el Señor.
Y sin darte apenas
cuenta te verás invadido por un gozo inexplicable que inunda tu corazón y lo
llena de paz y alegría. Y es que cada vez que te das por amor experimentas ese
gozo del Reino de Dios. Un Reino que aparecerá como el fulgor del relámpago y
brillará de un extremo a otro del cielo. Porque, Jesús es el Reino de Dios.
De modo que está entre nosotros cada vez que reunidos dos o más en su nombre, allí Él se hace presente. Y en la medida que, a pesar de las contrariedades, problemas, dificultades, limitaciones, debilidades y pecados, tratemos de, injertados en Él, luchar contra el mal, la mentira e injusticia, haciendo el bien por amor, hacemos presente el Reino de Dios. Y la felicidad nos invadirá y nos hará feliz y llenará de esperanza en alcanzar ese Reino de Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad. Porque, ¡el Reino de Dios, Palabra de Dios, llegará!
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