(Lc 8,1-3) |
No cabe duda que las buenas noticias no se resisten a ser publicadas y proclamadas. Todos hemos experimentado el gozo que nos embarga cuando nos llega una buena noticia, y también el ansia del deseo de compartirla y darla a conocer. Nos sentimos incapaces de guardarla para nosotros solos, y ardemos en deseos de comunicarla a los demás.
Jesús trae la mejor noticia que podamos esperar y recibir. Se trata de ese tesoro que todos, algunos conscientes y otros inconscientes, buscamos desesperadamente: la felicidad eterna. Y fiel a su misión recorre ciudades y pueblos proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios. No va solo, le acompañan los Doce y varias mujeres.
Supongo que nosotros, los que creyentes en Él, tampoco debemos ir solos. Vamos en la Iglesia, juntos y apoyados. Blogueros con el Papa puede ser un ejemplo de esa parte de la Iglesia, y muchos grupos más. La Blogosfera puede ser un camino, un campo a proclamar de esa Buena Noticia. Unos podemos ir por aquí, y otros por otros lugares. Lo importante es caminar y proclamar con tu vida y tu palabra.
Pero, aparte de estas compañías, vamos asistidos y acompañados por el Espíritu Santo. Él guía a toda la Iglesia, y dentro de ella, a cada grupo, movimiento o comunidad. Como Jesús, intentamos seguir sus pasos y proclamar su Mensaje.
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