Mt 16,13-19 |
Conocemos y sabemos por experiencia que todos somos diferentes y que, pese a ello, todos perseguimos y buscamos lo mismo: "La felicidad Eterna". Y, por experiencia, también sabemos que esa felicidad no se consigue plenamente en este mundo, pero, a pesar de ello, la buscamos y la deseamos. Menos aún conseguir la eternidad.
Y con el tiempo y por nuestra propia experiencia aprendemos que tras el amor gratuito se esconde esa felicidad buscada que, sin llegar a ser plena en este mundo, si nos revela la esperanza de conseguirla plenamente en el otro. Y lo más sorprendente, a pesar de nuestras diferencias, es que todos convergemos en el amor y nos unimos en y por el amor para amar. Entonces, descubrimos que formamos un sólo cuerpo cuya cabeza es Xto. Jesús, y que todos unidos quedamos unidos a Él en el Amor.
Y ese Amor lo preside, en la tierra en su representación y en la Iglesia Pedro, por designio de nuestro Señor, recogido y manifestado en esa triple confesión de amor paralela a su triple negación. Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?» Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a... -Jn 21, 15-19. -
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