jueves, 24 de marzo de 2022

ECHAR DEMONIOS


Cuesta admitir tus defectos, tus errores, tus debilidades y pecados. Siempre estás tentado de buscar justificaciones y distorsionar la realidad inclinado a favorecer tus actitudes y decisiones. Nada te cambia. Estás ciego y no ves la realidad. Incluso, ante lo extraordinario y sobrenatural de la actuación de Jesús, algunos que lo presenciaron dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.

La cuestión es, ¿qué decimos nosotros ahora? Porque, aunque no está Jesús en naturaleza humana, sí está espiritualmente entre nosotros. Y suceden milagros y actuaciones sobrenaturales que no se explican desde el conocimiento humano ni científico. ¿Seguimos buscando justificaciones y distorsionando la realidad? ¿Nos autoengañamos a nosotros mismos traicionándonos y queriendo ver lo que no es? Posiblemente, ¿estamos entre aquellos que no quieren escuchar y cierran sus corazones a la Verdad, son capaces de mentir y falsearla usando la demagogia y el disparate.

¿Cómo se puede decir y argumentar que es el mismo demonio – Beelzebul – quien echa a los demonios? ¿Se puede entender que un reino se divida y luche, entre y contra sí mismo? Pues, de la misma manera hoy sucede algo parecido. Aprovechan cualquier oportunidad que tengan para desprestigiar, no escuchar y, menos, abrirse a la fe y la Palabra que anuncia la Buena Noticia. Se fundamentan en los mismos disparate y contradicciones que aquellos del tiempo de Jesús. Tratan de acallar las voces que proclaman la justicia, la verdad y el amor. Tratan de dividir para confundir y destruir.

Jesús nos llama a la unidad. El mal nos persigue y nos acecha. Aprovecha esos momentos de debilidad para tentarnos y seducirnos. Y, si estamos alejados del Señor, tiene muchas posibilidades de vencernos. De ahí, no solo la importancia de estar en el Señor, sino lo fundamental e imprescindible que es. Por tanto, permanezcamos unidos y en el Señor. Venceremos con y por su Gracia.

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