Lc 1,26-38 |
Desde esa perspectiva el valor y la grandeza de María se hace patente, importante e inmensa. Con su “Sí” María es la puerta que, por decirlo de alguna manera permite que el Plan de Dios se cumpla. Dios se hace hombre en el vientre de una mujer – la joven María – y, por supuesto, la llena de Gracia y excluye del pecado. La asiste con su Espíritu en su camino hasta el pie de la Cruz junto a su Hijo.
Desde
esa perspectiva el valor y la grandeza de María se hace patente, importante e inmensa.
Con su “Sí” María es la puerta que, por decirlo de alguna manera permite que el
Plan de Dios se cumpla. Dios se hace hombre en el vientre de una mujer – la joven
María – y, por supuesto, la llena de Gracia y excluye del pecado. La asiste con
su Espíritu en su camino hasta el pie de la Cruz junto a su Hijo.
Sin
embargo, eso no le exime de las dificultades y de la cruz que pone a prueba su
fe y confianza en su Hijo, como en José, su justo y obediente esposo, elegido también
en ese Plan pensado por Dios. Simeón lo anuncia y profetiza en la presentación
de Jesús en el templo: “Ahora, Señor, ya puedes
dejar que tu siervo se vaya en paz, según tu palabra, porque mis ojos han visto
tu salvación, la que has preparado ante la faz de todos los pueblos, luz para
revelación de los gentiles y gloria de tu pueblo, Israel”.
Su padre y su madre estaban admirados por las cosas que se
decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: “Mira, éste ha sido
destinado para ser caída y resurrección de muchos en Israel, y como signo de
contradicción –y a ti misma una espada te atravesará el alma-, para que se
descubran los pensamientos de muchos corazones”. (Lc 2, 22-35)
Esa es María, nuestra Madre. Acepta la Voluntad de Dios, escucha lo que Dios quiere y, sin entenderlo bien, pregunta lo que no sabe y se abre obedientemente al cumplimiento de la Voluntad de Dios: He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra. La grandeza de María, su obediencia, su confianza y su, como si de una niña se tratara, actitud de ponerse plenamente a disposición de Dios, confirma y asiente en hacer su Voluntad.
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