Jesús perfecciona la Ley y los Profetas. No quita sino que perfecciona, da un nuevo sentido a las leyes del Antiguo Testamento y propone un mandamiento nuevo en el Nuevo – valga la redundancia – Testamento. Jesús es el Mesías enviado por el Padre para anunciar el Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios. Da cumplimento, precisamente en Él, de toda la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento. Y perfecciona el camino que nos lleva al conocimiento y al amor del Padre.
—Recuerdo —dijo Manuel— que todo ha cambiado
respecto a los primeros tiempos. Antes todo era diferente, sin embargo, ahora,
hacemos cosas diferente, pero el espíritu es el mismo.
—Hay muchas costumbre que han ido cambiando y,
experimento —comentó Pedro— que son formas de adaptarse a las nuevas formas de
vida y a los avances de la ciencia. Sin embargo, lo fundamental, el amor de Dios
sigue siendo lo sustancial e importante.
—Sí —agregó Manuel— amar es el nuevo mandato
que nos trae Jesús. Amar como el nos ama y como nos ama nuestro Padre Dios. Un
amor misericordioso que está por encima de la Ley y los Profetas, que supera múltiples
normas y cumplimientos que, más que liberar nos esclavizan.
—Estoy de acuerdo —siguió Pedro—. Hay muchas
normas que nance del corazón del hombre y que, quizás, no siendo malas, tampoco
son esenciales ni fundamentales. El amor está por encima de todo. Un amor que libera
comprende, perdona y levanta para seguir el camino.
—Y el que interrumpa uno de estos preceptos que son necesarios, que ayudan a seguir el camino, que dan luz y sabor a la vida, que llenan de entusiasmo y gozo para seguir en el esfuerzo de cumplir la Voluntad de Dios – amar - estará equivocando el camino que nos ha propuesto Jesús con su Vida y Obras.
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