Jn, 17, 1-2. 9. 14-26 |
Jesús,
el Señor, levanta los ojos al Cielo y pide al Padre por nosotros: (Jn 17,
1-2. 9. 14-26) «Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu
Hijo te glorifique a Ti y, por el poder que Tú le has dado sobre toda carne, dé
la Vida Eterna a todos los que Tú le has dado. Te ruego por ellos…
Manuel
se quedó pensativo y dejando que su mente se activara, pensó: «Se hace difícil caminar
por este mundo lleno de peligros, tentaciones y seducciones, pero, no podemos olvidar
que Jesús hizo éste mismo recorrido y, en y con el Espíritu Santo, superó todos
esas dificultades y peligros. También tenemos nosotros ese mismo Espíritu Santo
y la oración constante de nuestro Señor que intercede por nosotros al Padre. En
Él podemos superar todos los obstáculos del camino».
Mirando
a su amigo Pedro de forma complacida y gozosa dijo: —Creo —Pedro— que permaneciendo
en el Señor y fiel al Espíritu Santo, que ha bajado a nosotros en la hora de
nuestro bautismo, estamos seguros y firmes ante los peligros mundo, demonio y
carne. ¿No te parece?
—Pienso
lo mismo —dijo Pedro— asintiendo de forma convencida y firme, pero, nunca
podemos bajar los brazos. Nuestra naturaleza, herida por el pecado, es débil y
necesita estar unida y firme en el Espíritu Santo.
—Hoy nos lo dice Jesús —dijo Manuel—. Él es el primero que pide al Padre por todos nosotros. Sabe de la necesidad que tenemos de orar y de perseverar. La lucha contra el mundo, demonio y carne es constante y dura, y necesitamos estar fortalecido en la frecuencia de la Eucaristía y en la Reconciliación, sacramentos que nos dan fortaleza y la Gracia de sostenernos firmes en la Palabra y Voluntad del Padre.
Ambos amigos se dieron la mano y se complacieron en saber que Jesús está presente en ellos. Tomaron conciencia que el Espíritu Santo camina, desde el día de sus bautizos, con ellos y les fortalece en la lucha de cada día contra las tentaciones que el mundo les presenta. Saben que no son del mundo y que Jesús pide y está con ellos.
Así es. El Señor nos cuida y protege, aunque muchas veces no comprendamos cosas que pasan y que nos duele enormemente y nos deja sumidos en la tristeza, pero si no fuese por el esa tristeza, no la podríamos mitigar, superar. GraciasDios Mío,🙏🙏🙏
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