Esa es la pregunta
que hoy nos hacemos: ¿Soy testigo del anuncio de la Buena Noticia? O dicho en
otras palabras: ¿Soy testigo de que Jesús es el Mesías enviado por el Padre, y
por tanto, el Hijo de Dios? ¿Verdaderamente lo testimonio?
Esa es la pregunta
que nos hacemos en este momento y también durante toda nuestra vida. Ser
testigo es vivir en esa actitud que Jesús nos muestra, nos enseña y nos da
testimonio con su Vida. Juan así lo hizo, su vida fue una entregada vocación a preparar
el camino para la venida de Jesús. Nos anunció la venida del Mesías prometido por
los Profetas y nos advertía que el Reino de Dios ya estaba entre nosotros.
Pero, lo
verdaderamente importante es preguntarme que pienso yo y cual es mi actitud y
postura ante este anuncio de Juan que hoy leemos en el Evangelio. Porque, eso
sucedió hace ya muchos años pero también se actualiza hoy. Jesús, el Hijo de
Dios, Resucitado está entre nosotros y viene cada día y a cada instante al
corazón que se abre a su Amor Misericordioso. Jesús vive, y vive para salvar a
todos aquellos que, arrepentidos de sus pecados, aceptan su Infinita
Misericordia con verdadera humildad y reconocimiento de Dios verdadero y
misericordioso.
En estos momentos, cuando celebramos la venida del Señor – Adviento – queremos suplicar a nuestro Padre Dios que nos abra nuestra mente y nos transforme nuestro corazón para acogerlo con verdadera humildad y deseos de hacer vida en nuestra vida de su Palabra y Amor. Y, en consecuencia, como Juan el bautista, anunciarlo a todos los que pasan por nuestra vida.
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