Es el Hijo de Dios
y sus obras dan testimonio de sus Palabras y de su Verdad. No necesitamos nada
para convencernos. Simplemente ver y darnos cuenta de que en Jesús está la
Verdad, la Libertad y la plena Felicidad Eterna. Él es el Camino, la Verdad y
la Vida, y no hay ningún otro por donde podemos llegar a encontrar esa
felicidad y gozo eterno que buscamos. Jesús es la respuesta a todos nuestros
interrogantes.
Por eso, de
acuerdo con la Iglesia y como miembros de esta, esforcémonos en prepararnos a
recibir al Señor. Un Señor Dios que nos interpela y nos acompaña en el camino
de nuestra vida. Un Señor que nace cada nuevo día que despertamos e iniciamos
una nueva andadura. Un Señor Niño que entra en nuestros corazones, con nuestro
permiso, pues respeta nuestra libertad, para llenarnos de amor y misericordia.
Un Señor Dios que nos quiere y tomando naturaleza humana se hizo hombre como
nosotros, menos en el pecado, para enseñarnos el camino hacia la Casa de su Padre.
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