domingo, 16 de junio de 2024

LO GRANDE NACE DE LO PEQUEÑO

No es la primera vez que lo pienso y lo digo, lo grande nace de lo pequeño. Es algo tan simple y claro que todos lo sabemos, aunque posiblemente no hayamos pensado ni caído en ello. De cualquier forma, el sentido común nos lo deja bien claro: todo tiene un principio y para llegar a ser grande hay primero que ser pequeño. Se trata de nacer y crecer para, luego, llegar. Todo, por consiguiente, tiene su recorrido.

La vida camina sin que nadie pueda pararla. Igual que la semilla sembrada crece y da fruto sin que nadie se dé cuenta. Todo está en manos de Dios. El hombre es simple criatura que, siendo libre, administra este mundo donde Dios lo ha plantado.

Sin embargo, algo muy importante gravita en el pensamiento del hombre: Dios está por encima de todo y nos crea indefensos y pequeños para que lleguemos a ser grandes en, por y para alabanza de su Nombre. De ahí la importancia de la humildad y de ser de los últimos en el Reino de Dios. Es decir, no buscarnos sino darnos en servicio a los demás, porque en esa medida seremos también nosotros juzgados. Y es ahí donde está el límite de nuestro infinito camino, llegar a ser pequeño para luego ser grande por la Infinita Gracia y Misericordia de nuestro Padre Dios.

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