viernes, 2 de septiembre de 2016

CADA INSTANTE LLEVA SUS AFANES

(Lc 5,33-39)

No es cuestión de hacer una sola cosa, ni tampoco estar con el martillo todo el día. La vida es una sucesión de instantes, y cada instante lleva su afán. Ora contemplación, ora trabajo, ora distracción o alegría, ora descanso. En cada momento nos aplicamos a lo que toca.

Lo importante es dar a cada hora su aplicación. Un tiempo para rasgar y otro para coser. Lo disparatado sería que al tiempo de coser, rasgáramos, y al de rasgar, cosiéramos. Y eso es lo que nos dice Jesús en el Evangelio de hoy: « ¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días».

No busquemos la tristeza, porque habrá momentos tristes. Eso sin ninguna duda. Cuando haya momentos de alegría, aprovechémoslo, porque también llegaran los tristes. Sabemos que el verdadero camino pasa por la pasión y muerte, tal y como sucedió con Jesús. Y que ese es el único camino de salvación. Por lo tanto, la vida nos pondrá a cada uno en su hora y su momento.

Conocemos nuestro camino de cruz, pero eso no es obstáculo para alegrarnos en los momentos de alegría. Porque la Cruz es camino de salvación, de gozo y de paz. Por lo tanto siempre tendremos motivos para, aun en el dolor, experimentar alegría, paz y gozo. Porque, lo importante, Jesús está siempre con nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.