Nunca
lo entenderemos, Jesús es Misterio de Amor. Un Amor Misericordioso que, a pesar
de nuestras miserias y pecados, nos perdona, nos ama y, en consecuencia, nos
salva. Y, digo que no lo entendemos, porque es un amor inmerecido que se nos da
gratuito y voluntariamente sin méritos ninguno por nuestra parte. Es algo que
si lo pensamos nos quedamos atónitos y perplejos. ¡Tanto amor y misericordia
gratuita!
El
enigma nos acompaña toda la vida. No tenemos capacidad para entender el
misterio divino. Jesús, dormido en una barca en plena tempestad con olas y
vientos que amenazan con hundirla y, despertado, increpa al mar y viento hasta
que todo queda en calma. ¿Se entiende esto? Simplemente se cree desde la fe y
en el Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios.
Es
indudable que en nuestro corazón duermen muchas preguntas e interrogantes que
nacen desde nuestra pequeñez e ignorancia, y que, levantamos implorando respuesta
a nuestro Padre del Cielo. ¿Por qué esto?; ¿por qué lo otro? Padre bueno y
misericordioso, enséñanos el camino de la verdad y la vida. Precisamente, este
domingo pasado – 26 de junio – miles de ciudadanos han hecho presencia y
levantado su voz para denunciar tanta mentiras y leyes que van contra la
verdad, el derecho a la vida y dignidad de la persona.
La
realidad es que estamos en este mundo y que caminamos hacia otro. Y ese otro
mundo nos fue anunciado por Jesús. Jesús que es Palabra de Vida Eterna. Jesús
que sufrida su Pasión y Muerte, ha Resucitado y, a pesar de nuestra pequeñez e
incapacidad para entenderlo, confiamos en su Palabra, porque, su Palabra –
valga la redundancia – es Palabra de Vida Eterna.
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