jueves, 10 de abril de 2025

ANTES DE QUE ABRAHÁN EXISTIERA, YO SOY

Estas palabras de Jesús dejan muy claro su identidad Divina: Se identifica con el mismo nombre del Dios de Moisés: Yo soy. Sin lugar a duda, Jesús nos está diciendo que Él y el Padre son uno solo, y de Él y el Padre se desprende el Espíritu Santo que nos acompaña en el camino de nuestra vida. Por eso, desde nuestro bautismo somos acompañados por nuestro Señor Dios y Creador en el Espíritu Santo.

Está tan claro que no verlo es cosa del diablo que nos ciega. Y es que cuando nos empeñamos en seguir el cauce de nuestra razón, nuestra mente queda embotada, limitada y empequeñecida, porque por ella nunca podremos entender la grandeza de nuestro Señor y Padre Dios.

Por nosotros mismos nunca podremos conocer ni entender a nuestro Padre Dios. Nuestra razón no entenderá nunca la grandeza ni el misterio de Dios. Y, ella, nos llevará a razonamientos humanos que nunca serán misericordiosos ni gratuitos. Sólo, abiertos a la acción del Espíritu Santo, podremos ver y creer en el misterio de la encarnación y de la existencia de Dios. Hablamos del don de la fe, que sólo lo puede dar Dios cuando tú eres capaz de despojarte de esa razón que te limita y no te deja descubrir la grandeza y el misterio de nuestro Padre Dios.

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