Todos estamos llamados al Banquete de Vida Eterna. Nadie queda excluido porque todos estamos salvados por los mérito de nuestro Señor Jesús con su Pasión, Muerte y Resurrección. Así ha querido el Padre proponernos la invitación a la salvación eterna. Hoy, Jesús, nos lo explica a través de la parábola de aquel rey que celebró el banquete de boda de su hijo: (Mt 22,1-14):
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a los grandes
sacerdotes y a los notables del pueblo: «El Reino de los Cielos es
semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. Envió a
sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.
Envió todavía a...
Estamos todos invitados, tanto los considerados buenos como malos. Será el Señor quien determine quienes no merecemos - entre parentisis, porque todo es regalo de Padre Dios - entrar en el Banquete. Pero, antes nos ha dado la libertad de y para decidir aceptar o rechazar su invitación. No nos quiere obligados, ni presionados ni seducidos. Quiere nuestra confianza y fe en su Palabra y en su Amor. Sus obras están ahí.
Hoy, a pesar de la distancia en el tiempo, está sucediendo lo mismo. Muchos rechazan esa invitación que Dios le hace, bien directamente por cualquier acontecimiento, o bien a traves de la Iglesia u otra persona. Muchos consideran más importante su trabajo, sus negocios, sus ocupaciones u otras cosas que les ofrece este mundo y, por tanto, posponen esa invitación al Banquete de Vida Eterna que Dios les propone.
No deja de ser una paradoja las diversas respuestas erróneas que rechazan precisamente lo que andan buscando. Porque, derás de esos esfuerzos en sus trabajos, negocios u otras ocupaciones se esconde esa búsqueda desesperada de felicidad. Y es precisamente lo que nuestro Padre Dios nos está proponiendo, entrar en ese Banquete de plena felicidad y Vida Eterna. Un Banquete que nos pide un vestido especial - la Vida de la Gracia - para poder participar del mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.