(Jn 8,21-30) |
La experiencia de este mundo salta a la vista de forma muy clara. Cada día me sorprendo más de la ceguera de muchas personas, aparentemente inteligentes, pero, empiezo a dudarlo, porque no descubren ni advierten la hermosa claridad de la verdad que tienen delante. Pasa la vida y no experimentan la pregunta que late dentro de su corazón. ¿Qué sucede luego? ¿A dónde vamos? ¿Tiene esta vida caduca sentido?
Observo a muchos amigos que envejecen, que contraen enfermedades graves, y que muchos mueren, y me sorprenden que no reaccionan, que viendo no ven, que el mundo ha apagado las luces de la fe y que viven triste y resignados a su destino equivocado. ¿Es qué no oyen la Voz del Señor que les invita a una vida nueva, eterna y gozosa? ¿Es qué no entienden o no quiere entender?
Supongo y pienso que están muertos, poseídos, sometidos y esclavizados por el Príncipe de este mundo, y ciegos ante la Verdad que les invita y le abres los brazos del Amor y la Paz. Mientras hay vida tenemos la oportunidad de creer en el Señor y suplicarle que nos lleve con Él a ese lugar junto al Padre. Despertemos de la oscuridad de este mundo vacío y caduco.
Ilumina Señor mi entendimiento y dame la Luz de la Fe para seguir el camino de tu Cruz confiado y abandonado a tu Palabra.
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