Tuve hambre, y no me disteis de comer. |
Muchas veces pensamos que un DIOS Misericordioso no puede condenar a ninguno de sus hijos, pues entonces no resultaría tan Misericordioso hasta el punto de enviar a su HIJO Predilecto a morir por cada uno de nosotros. Se desprende de su Amor y Misericordia que nadie de sus hijos será castigado.
Sin embargo, DIOS en su Omnipotencia nos ha creado libres, libres para reponder de nuestros actos de forma responsable y voluntaria. Y en su Omnipotencia, DIOS, se ata las manos para cumplir su promesa de darnos libertad para decidir por nuestra propia cuenta. Somos el único ser libre que puede negarle a DIOS su sonrisa, su elección y su amor.
Y en ese sentido, el Evangelio de hoy nos previene de posibles sorpresas en referencia a nuestra respuesta LIBRE Y VOLUNTARIA al SEÑOR. Al ser libre soy responsable de mis actos y seré yo quien escogeré mi salvación o condenación. La cosa es muy seria y mientras estemos en este mundo tenemos la oportunidad de elegir donde queremos estar: a la derecha o a la izquierda.
DIOS, Nuestro PADRE nos quiere mucho y sufre por nuestro desamor, pero nos ha hecho libres para que nosotros elijamos si queremos responderle o no. Luego, tenemos en nuestras propias manos nuestra salvación o condenación.
SEÑOR, yo quiero responderte de
forma afirmativa. Quiero seguirte
y decirte que sí a tu Amor
desinteresado.
Quiero tomar mi cruz, la que
TÚ has escogido par mí,
porque esa es la
que podré
llevar. Amén.
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