domingo, 14 de abril de 2013

JESÚS SE HACE PRESENTE, LE NECESITAN


(Jn 21,1-19)

La presencia de Jesús da ánimo y les va preparando para la misión a la que serán encomendados. Sin Jesús todo queda vacío y sin contenido. Cunde la desilusión, el desánimo y la desesperanza. Hay que matar el tiempo y volver a la pesca, a la rutina de la pesca para el sustento y, en este caso, como distracción para matar el tiempo. La sombra de los de Emaús está rondándolos.

No hay pesca porque sin el Señor nada se puede hacer. Y Jesús se hace presente, renace la vida y la esperanza, y abundan los peces. La pesca se hace realidad porque con Jesús hay pesca. Hay pesca y rescate del hombre viejo al hombre nuevo.

Con el Señor todo es diferente y todo se hace posible. La paz y la alegría invade nuestro corazón y nuestra cruz se hace ligera, soportable y hasta gozosa. ¡En Él podemos ser pescadores de hombres! Primero, dejándonos convertir por la acción del Espíritu Santo, y segundo, llevando esa Luz del Espíritu a los demás. Sí, en Jesús, nuestro Señor, somos pescadores de hombres, porque, por su Gracia y en su Gracia, damos testimonio y proclamamos su Palabra y Mensaje de Salvación.


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