(Mt 7,7-12) |
No hay otra forma de relacionarnos con los demás sino a través del diálogo. En este sentido, la palabra y el lenguaje resultan fundamentales. Es la palabra la vía que nos pone en relación con todo y con el conocimiento, y nos descubre la verdad y hace efectivo el amor entre los hombres.
Esa palabra se llama oración cuando la realizamos con Dios. Con ellas nos relacionamos y hablamos con nuestro Padre Dios, y conocemos su Mensaje y su Amor. Y le pedimos por todo aquello que necesitamos, no sólo para nuestra diaria vida material sino también espiritual. Pedimos el alimento del cuerpo, pero también el alimento del alma. Pedimos lo que necesitamos para nuestra salvación, porque eso es lo que verdaderamente interesa.
¿De qué nos vale salvar ahora la vida, un corto tiempo, para luego perderlo todo? Nuestra razón y sentido común nos dice que lo importante es salvar la vida total. Y eso coincide con la Voluntad de Dios que sólo busca nuestra salvación eterna. Por eso, nos dará sólo aquello que nos viene bien para nuestra salvación, a pesar de que nosotros en muchas ocasiones no estemos de acuerdo porque sólo vemos lo material y no sabemos discernir qué es lo verdaderamente bueno para nosotros.
Hagamos de nuestra vida una intensa e íntima amistad con nuestro Padre Dios, tal y como hizo Jesús y nos enseñó también a nosotros. Tenemos la palabra y sólo necesitamos hablar con Él.
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