(Jn 11,45-56) |
Los sumos sacerdotes andaban preocupados. La Palabra de Jesús, sus signos y obras no dejaban lugar a duda y muchos empezaban a creer en Él. El temor a que el pueblo terminara por creer en Él les empujo a tomar una decisión. (Pausa): ¿Es tu caso también ?
Temían que todo el pueblo fuera tras Él y que los romanos les destruyeran el lugar santo y la nación. (Pausa): ¿Es también tu lugar santo tu templo o parroquia?
Caifás, sumo sacerdote aquel año, impulsado proféticamente, anunció que Jesús convenía que muriera para salvar al pueblo. Quizás nosotros pensemos lo mismo, aunque no nos detengamos a reflexionar imbuidos por las prisas y el consumo. Aquel día los sumos sacerdotes decidieron darle muerte y andaban atento buscando la ocasión para prenderlo. ¿Es esa también nuestra actitud?
Quizás Jesús ocupa un puesto más entre los objetivos e ideales que tenemos en nuestra vida. No es el primero ni el que dirige y motiva nuestra diario vivir y obrar, a pesar de que aparentemente es eso lo que de alguna manera queremos transmitir. Me escondo en muchas justificaciones y actitudes falsas e hipócritas y me autoengaño tradicionalmente entre lo que creo y debo.
Señor, llena y dale coherencia a mi vida para que sea capaz de hacer lo que creo según tu Palabra. Porque es tu Palabra la que quiero que rija mi vida. Amén.
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