(Lc 13,10-17) |
No es una pregunta de otros tiempos, ni vieja, ni pasada, sino una pregunta actual. Porque hoy podíamos decirnos: ¿Es el domingo para el trabajo y para comprar, o es para dedicárselo a Dios? O planteado en otros términos: ¿No es el domingo día de descanso para que la familia unida y reunida pueda tener un tiempo para darle adoración y gracias a Dios por todo lo recibido?
Como podemos observar la pregunta se hace hoy actualidad en nuestro tiempo y toca profundamente la realidad de nuestras vidas. Anteponemos el trabajo y el interés económico a la prioridad de un encuentro familiar con el Señor en un espacio tranquilo y sereno de descanso como es el domingo. Antes era la ley y el descanso, y hoy es el trabajo antes que el descanso.
Si observamos, todo menos Dios. En la antigüedad era el descanso antes que las necesidades del hombre, y ahora, en nuestro tiempo es el trabajo y la economía antes que el descanso. En medio de todo eso está Dios. Dios que proclama el bien del hombre y le pide un poco de atención y escucha porque sabe que sin Él no vamos a ninguna parte. Y así ocurre tanto antes como ahora, en la medida que nos alejamos de Dios nos confundimos perdemos el sentido de nuestra vida.
Pidamos al Señor que nos dé la sabiduría de dejarnos conducir por el Espíritu Santo enviado para poner al hombre en el centro de la creación de Dios. Amén.
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