Jn 11,1-45 |
Se habla mucho de Dios y, no conociéndole, se le
rechaza, se le da la espalda y se pone en duda su Plan de Salvación a lo largo
de las Sagradas Escrituras. Se ignora con una actitud de indiferencia el camino
que el inicia y construye desde Abraham y, llegada la plenitud, también se
rechaza el anuncio de la Buena Noticia que nos trae su Hijo, nuestro Señor
Jesús.
Se buscan y se exigen pruebas y signos que nos dejen
sin palabras y nos convenzan. Disparates tras disparates, ¿acaso piensas que al
Señor le hubiese hecho falta su Plan de Salvación tal y como lo ha dispuesto
para convencerte? ¿Acaso piensas que, tratándose de convencerte no le hubiese
bastado sólo con pensarlo? ¿Crees que hubiese necesitado enviar a su Hijo y que
sufriera toda su Pasión hasta la muerte? ¿Quién crees tú que es Dios? ¿No le
conoces y le rechazas? ¿No crees que eso es un disparate más de los que comete
con respecto al Señor?
Jesús es nuestra roca y en ella nos apoyamos. Él es el
Camino, la Verdad y la Vida. Sus milagros atestiguan todo lo que dice y hace, y
la resurrección de Lázaro es una de las pruebas que deja al descubierto con
claridad meridiana que Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías anunciado por los
profetas y que en Él se cumplen todas las profecías de la Sagrada Escritura. Profecía
escrita en diferentes momentos, a mucha distancia unas de otras y por profetas
diferentes. ¿No te parece suficiente prueba?
Él es la Resurrección y con su Resurrección disipa
toda duda. Ahora, por eso ha ideado su Plan de Salvación de esta manera. Quiere
que tú y yo respondamos y creamos en Él de forma libre, voluntaria y
apoyándonos en la fe y confianza en Él. Ese es el reto y lo que da verdadero
sentido a nuestra vida. Porque, aunque el mérito es del Señor, que nos regala
todo, deja una parte de nosotros para que tanto tú como yo decidamos que opción
tomar. Nos ha dado la libertad de decidir y de fiarnos de Él.
Es tiempo de Gracia y de acoger el anuncio de la Buena
Noticia. Está también escrita en tu corazón y el mío. ¿Acaso tú no
quieres ser eterno? ¿No experimentas que te gustaría ser eterno y nunca morir?
Pues bien, esa es la oferta que Jesús te hace? Dependerá de ti de tomarla o
rechazarla.
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