Tendremos que admitir y aceptar que no, porque de ser así ya hubiésemos vendido todo aquello que nos ata y nos aleja del verdadero Reino, alcanzar la Gloria de estar en la presencia del PADRE eternamente.
Ahora, no por eso debemos desesperar ni angustiarnos porque la Misericordia de nuestro PADRE es infinita y el recorrido de nuestra vida es la esperanza para lograrlo. En la parábola del hijo prodigo,JESÚS, nos relata y descubre el Infinito amor que el PADRE nos guarda, y eso nos enseña que con un PADRE así no nos puede pasar nada. Sólo con ponernos en sus brazos y corresponder a su Inmenso Amor encontraremos ese precioso tesoro que queremos encontrar.
Hay muchos hombres y mujeres, como nosotros, que lo han encontrado, y otros, entre ellos nosotros, que tratamos, y estamos buscándolo, de encontrar. Nunca descansaremos hasta descansar y llegar a la Casa del PADRE, pero mientras nuestro deseo, si es sincero, sea el encontrarlo en la verdad, estaremos en el buen camino. Por otro lado, el ESPÍRITU SANTO se encargará, es promesa de JESÚS, de asistirnos y ayudarnos a peregrinar por el camino que conduce a ÉL. Seamos fieles, creyentes y confiados como María, ejemplo primero de fe, fidelidad y obediencia hasta ser la esclava del SEÑOR.
No dejes que me hunda en el lodazal de mis propias
pasiones y apetencias caducas. Dame la fuerzas
para levantarme y ponerme en camino de
la Casa de mi PADRE, que me espera
con los brazos abierto para
llenarme de besos y
acogerme en su
casa. Amén.
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