(Mt 2,1-12) |
Otros quedarán desencatados o desilusionados porque no ha llegado lo esperado, y muchos, muchos otros no alcanzarán a recibir nada, o lo que puedan alcanzar, pero serán más felices que otros que lo tengan todo. Sí, hay muchas luces en nuestra vida...
Pero se hace necesario descubrir la verdaderamente importante, la que nunca dejará de brillar ni se apaga. La Luz que nos mantiene siempre gozosos y eternamente felices. La Luz de un DIOS que se ha hecho Niño y, tomando cuerpo humano como cada uno de nosotros, se ha hecho presente en el mundo para alumbrarnos con su LUZ el camino eterno que nos conduce a la salvación.
Eso fue lo que intuyeron los Magos de Oriente, y no perdieron tiempo, se pusieron en camino y en búsqueda. No se dejaron deslumbrar por otras luces que, aunque hermosas y atrayentes, su luz no permanece sino que se apaga. Ellos supieron ver la LUZ que guía, que ilumina y conduce a la vida eterna.
Una pregunta: ¿Seremos nosotros también capaces de ver la verdadera LUZ que nos salva y nos guía por el camino de salvación? No perdamos la esperanza y dejémonos conducir por el ESPÍRITU SANTO que es nuestra verdadera estrella.
Un fuerte abrazo y felices reyes.
¡Excelente Salvador!
ResponderEliminarMuchas gracias, lo imprimo para meditarlo despacio..."No perdamos la esperanza y dejémonos conducir por el ESPÍRITU SANTO que es nuestra verdadera estrella." Que así sea.
Nos encontramos ahí en la Eucaristía.