(Mt 5,33-37) |
No es muy frecuente, pero si muy normal que cuando vivimos en la verdad la palabra cobra fiabilidad y cumplimiento. Decimos que tal cosa la dijo fulano de tal, y con ello queremos proclamar que esa palabra tiene todas las garantías de ser creída.
No es necesario jurar ni hacer ningún acto especial para ser creído, sino que basta con la palabra dada por esa persona. Simplemente decir sí o no es suficiente. ¿Qué podríamos decir de nuestro Padre Dios? Todo está dicho para el creyente, porque su Palabra significa Verdad. Él es el Camino, la Verdad y la vida, y solo Él tiene Palabra de Vida Eterna.
Bien es verdad que solo en caso extremos, donde se decide cosas importantes, muy serias y que persiguen el bien y la verdad, tal es un juicio u otros, el juramento puede proceder y tener sentido. Salvo esas excepciones basta decir: ‘Sí, sí’; ‘no, no’: que lo que pasa de aquí viene del Maligno». Por lo tanto, sobran los juramentos, pues nadie tiene entidad ni palabra para sostenerlo.
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