Jn 13,21-33.36-38 |
En muchos momentos nos quedamos sin iniciativas por miedo a ser engañados. El engaño te paraliza y te hace excluirte, por miedo, de muchas iniciativas que te gustaría tomar. La fidelidad, por el contrario, te afirma, te da seguridad y te anima a tomar riesgos y a ser optimista. Todo un cúmulo de factores que te fortalecen y te lanzan a tomar iniciativas.
La pregunta sobre nuestra actitud nos cuestiona y nos interpela. ¿Soy yo un traicionero o una persona fiel? O dicha de otra manera, ¿estoy yo en actitud de engañar o de ser fiel? ¿Y esa actitud de fidelidad hasta dónde llega? ¿Es circunstancial, según los intereses y riesgos, o hasta el extremo de darlo todo? Dar respuesta a todas estas preguntas y muchas más que puedes hacerte es una cuestión que descubrirá o esconderá tu compromiso de bautismo.
Porque, en nuestro bautismo nos hemos comprometido a ser fiel al Señor. Bien, es verdad, que en la mayoría de los casos actuales lo han tomado nuestros padres por nosotros, pero, en el espacio de tiempo en el que hemos alcanzado la madurez tenemos ya juicios para decidir por nosotros mismos. Ahora, esa toma decisión requiere conocer bien al Señor, porque de no conocerlo podemos tomar juicios y decisiones equivocadas.
Posiblemente, Judas no lo conoció bien, y eso que tuvo el privilegio de estar a su lado y compartir con Él esos tres años de vida publica asumiendo Naturaleza Humana como nosotros. Posiblemente, Judas no creyó en sus Palabras y desesperó. Su idea del Mesías era otra que la que Jesús le revelaba. Él esperaba a un Mesías poderoso, fuerte, invencible y capaz de unir a toda Israel. Un Mesías liberador del yugo romano.
Quizás nosotros debemos también preguntarnos qué clase de Mesías esperamos o como lo estamos imaginando y fabricando en nuestro corazón. ¿Queremos un Mesías a nuestro gusto y según nuestra imaginación? ¿O queremos al Mesías que se nos revela en Jesús y que entrega su Vida por nosotros? Tú decides.
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