TÚ, que eres fiel, atiende a mí súplica;
TÚ, que eres justo, escúchame.
No llames a juicio a tu siervo,
pues ningún hombre vivo es inocente frente a TI.
El enemigo me persigue a muerte,
empuja mi vida al sepulcro,
me confina a las tinieblas
como a los muertos ya olvidados.
Mi aliento desfallece,
mi corazón dentro de mí está yerto.
Recuerdo los tiempos antiguos,
medito todas tus acciones,
considero las obras de tus manos
y extiendo mis brazos hacia TI:
tengo sed de TI como tierra reseca.
Escúchame en seguida, SEÑOR,
que me falta el aliento.
No me escondas tu Rostro,
igual que a los que bajan a la fosa.
En la mañana hazme escuchar tu Gracia,
ya que confío en TI.
Indícame el camino que he de seguir,
pues levanto mi alma a TI.
Líbrame del enemigo, SEÑOR,
que me refugio en TI.
Enseñame a cumplir TU VOLUNTAD,
ya que TÚ eres mi DIOS.
Tu ESPÍRITU, que es bueno,
me guíe por tierra llana.
Por tu nombre, SEÑOR, consérvame vivo;
por tu clemencia, sácame de la angustia;
por tu Gracia, destruye a mis enemigos,
aniquila a todos los que me acosan,
que siervo tuyo soy.
SEÑOR, me encanta la mañana, porque por ella hago mi oración más pura y autentica.
Arrancarme del sueño plácido y cómodo purifica mi oración y le da un sentido más auténtico y sincero. Cuando más a gusto me encuentro, SEÑOR, salgo de mí mismo y me esfuerzo en ponerme en tu presencia y, al menos, sé que te ofrezco algo que me cuesta sacrificio. Es la prueba de mis deseos de estar CONTIGO y de adorarte y ofrecerte alabanzas.
Aunque me distraiga; aunque mi mente se desvié y entretenga con otras preocupaciones y apetencias, tengo la satisfacción de haberte ofrecido algo de mí mismo en prueba de mi verdaderos deseos e intenciones. Por todo ello, te doy las gracias SEÑOR.
En la mañana hazme escuchar tu Gracia. Me gusta bañarme de luz nueva, respirar un aire fresco y limpio, oír cantar a los pájaros anunciando un nuevo día.
Cada día que nace me traslada al día primero de la creación en el que todo era nuevo y transparente. Todavía no había pasado la acción del hombre ensuciando y contaminando este hermoso planeta llamado Tierra.
La mañana me invita a nacer de nuevo, a quedar admirado ante tus maravillas en una oración de adoración y acción de gracias.
La mañana me invita a estrenar. Estrenar la ilusión, estrenar el amor, estrenar la vida, estrenar la fe. Haz, SEÑOR, que mi fe no se quede vieja ni rancia, que siempre tenga sabor a nueva.
LAS FRASES
"Solamente quien acepta sus propios límites intelectuales y morales y se reconoce necesitado de salvación puede abrirse a la fe y, en la fe, encontrar en CRISTO a su Redentor" (Juan Pablo II).
"JESUCRISTO se da prisa en buscar a la centésima oveja que se había perdido...¡Maravillosa condescendencia de DIOS que así busca al hombre! ¡Dignidad grande la del hombre así buscado por DIOS! (San Bernardo).
PREGUNTAS
¿Que actitud adopto ante mi vida pecadora? ¿Trato de justificarme? ¿O más bien me abandono a la misericordia de DIOS?
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