Éste es el día del SEÑOR.
Éste es el tiempo de la misericordia.
Delante de tus ojos
ya no enrojeceremos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.
En medio de las gentes,
nos guardas como un resto
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.
Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el SEÑOR que es justo
revoca sus decretos:
La salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el SEÑOR habita
en medio de su pueblo.
Este Himno es tan profundo como bello. Nuestra Santísima Madre lo resignifica y magnifica en el increíble Magnificat! -que uno espera siempre ser digno de pronunciarlo- Gracias, hermano, por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo fraterno en Cristo y María
Paz y Bien
Ricardo
Gracias a ti compañero por tu compartir y tu resonancia que aviva la fe y el deseo de crecer en entrega al SEÑOR. Realmente, la fe se fortalece dándola.
ResponderEliminarUn abrazo en CRISTO.