Posiblemente, en estas fechas muchos hagan balance del año que pasa, y propósitos para el que entran. Se intercambian agendas y muchos se proponen nuevos proyectos y renovadas ilusiones. Pero nada permanece y todo pasa. Pasará también este año y volveremos a encontrarnos vacíos si no estamos abiertos a la Gracia de Dios, porque sólo Él llena plenamente y no pasa.
Pocos serán los que adviertan gratitud por el don de la vida. Bien o mal andado el camino, lo importante es que estamos en camino. Gracias Señor por estar vivo, porque estando vivo siempre habrá esperanza de despertar a tu Gracia y a tu presencia. Un año más que hemos atravesado, mal o bien, pero vivos, y tomar conciencia de ello es abrirnos a la esperanza del encuentro con el Señor.
Posiblemente, muchos tendrán sus miradas en los balances y resultados económicos de sus empresas; otros en los proyectos materiales que han dejado a medias; algunos esperaran mejorar económicamente y muchos tendrán la esperanza de mejorar, encontrar trabajo o realizar lo que no han podido hacer este año que termina. ¿Y el Señor? Pocos se acordaran y darán gracias al Señor.
Danos Señor la luz de, sin dejar nuestras ilusiones humanas, que nos agobian y nos invaden, ponerlas en segundo orden y a tu disposición. Eres Tú la Luz que nos alumbra y a la que queremos seguir y obedecer. Organiza nuestra vida y pon cada cosa en su verdadero lugar. Tú, Señor, queremos que seas el Primero.
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