(Jn 1,43-51) |
No sé exactamente qué puede significar lo que Jesús dice a Natanael: "Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre», pero supongo que significará lo que dice literalmente. Y eso espero, ver cosas mayores, porque creo en la Palabra del Señor.
En esa esperanza despertar cada día es un hermoso y maravilloso reto. Cada día nace la ilusión de vivir el amor y de esperar, como Simeón, las maravillas que el Señor nos ha prometido: "Has de ver cosas mayores..." Y también de compartir ese gozo y felicidad prometida comunicándoselo a los demás. Porque todos los hombres sienten el deseo trascendente de ser felices siempre, y en eso se esmeran cada día.
Ocurre que lo hacemos equivocadamente pensando que en las cosas podemos encontrarla. Y la experiencia nos indica que no es así, pero seguimos empeñados en lo mismo con tal de no cambiar, de no dejar la soberbia y avaricia que nos invade. Necesitamos despojarnos de todo eso y cambiarlo por la humildad. Sólo así podremos cambiar.
Sólo el Señor Jesús puede llenar tu corazón de lo que buscas, de gozo y felicidad eterna. Él es el tesoro que andamos buscando, pero que lo ignoramos rechazándolo por cosas caducas y perecederas. No tiene sentido buscar en aquello que muere, porque también nos traerá la muerte a nosotros. Sólo el Señor, que nos da a beber el agua que salta a la vida eterna, nos da la fuente de vida feliz y eterna.
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