sábado, 23 de mayo de 2015

DESPOJARME DE MIS PLANES

Jn 21, 20-25


Queremos y confesamos seguir a Jesús, pero, quizás sin darnos cuenta, seguimos nuestras propias ideas y planes. Por nuestra propia naturaleza nos cuesta seguir los planes de otros, y también los de Jesús. Nos resistimos a sus señales, signos o indicaciones, y optamos por los nuestros.

Realmente nos cuesta despojarnos de nuestros egos, y, liberados, seguir los de Jesús. Pedro, al parecer, no estaba muy de acuerdo con que fuera Juan detrás de él y de Jesús, pero, interpelado Jesús, le responde que a él no le corresponde decidir. Pedro tenía sus planes, pero los que importa son los planes de Jesús.

Igual nos ocurre a nosotros. Interpelamos a Jesús y ponemos trabas a sus proyectos. Incluso los rechazamos. Le seguimos cuando nos interesa y cuando los vientos nos son favorables, pero no ocurre así cuando la dirección del viento cambia y sopla en dirección opuesta. No nos da lo mismo, ponemos nuestra condición e interrumpimos nuestro camino y nos paramos. 

Entonces tomamos un atajo que nos parezca  más acorde con nuestros planes y rechazamos los de Jesús. Ponemos nuestras condiciones y establecemos un plan que sea compatible con el nuestro. En otras palabras, encendemos una vela a Dios y otra al diablo, o algo parecido. Es esa la cuestión. Debemos priorizar y poner a Jesús en el centro de nuestra vida y por encima de todos y todo.

Jesús como fundamento y camino de nuestra vida, sin miramientos ni influencias, envidias, o retos que vengan de otros lugares o personas. Él es la Referencia, el Modelo, la Palabra, el Norte que debe impregnar mi vida de criterios, de verdad, de justicia y, sobre todo, de amor.

Nos descubrimos egoístas, pecadores y suficientes. El Señor es el Mesías, el Hijo de Dios Verdadero. Redentor y Salvador bajado del Cielo para salvarnos de la esclavitud del pecado. ¿Cómo no seguirlo? Es Él quien nos llevará por la senda de la Verdad y de la Vida, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

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