lunes, 8 de febrero de 2016

HOY ESTAMO MÁS CERCA

(Mc 6,53-56)

El Señor está con los brazos abiertos y a disposición nuestra. Sólo tienes que atravesar la puerta de una capilla de adoración perpetua, o iglesia y visitarlo en el Sagrario. Jesús está allí presente de forma espiritual bajo la especie de pan. Él se da  para convertirse en nuestro alimento y fortalecernos en el espíritu para vencer y liberarnos de la esclavitud del pecado.

Quizás ayer lo teníamos más difícil. Había que buscarlo, y aunque nos parecía estar más cerca porque está presente como Hombre en su Naturaleza Humana, no era fácil seguirle por los caminos y saber donde estaba. El Evangelio nos dice que dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que les dejara tocar la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.

Sin embargo, hoy está al alcance de nuestra mano. Podemos tocarlo en la Eucaristía, bajo la especie de Pan, y entrar en contacto con Él alimentándonos con su Cuerpo espiritualmente. Y ser curados de la esclavitud corporal de nuestro cuerpo, de sus apetencias y su humanidad pecadora. El Señor puede transformarnos y convertir nuestro corazón apegado y débil, en un corazón despegado, libre y entregado al servicio de los demás. Un corazón amoroso esforzado en amar al estilo y semejanza de Jesús.

Buscar al Señor para ser curado, hoy está más al alcance que ayer, porque Jesús se ha quedado entre nosotros para que le toquemos y, creyendo en Él, seamos curado de nuestros egoísmos individual y capaces de vivir en fraternidad y desprendimiento. Ese es nuestro reto, y podemos conseguirlo permaneciendo junto al Señor y creyendo en Él. 

Y lo hacemos si tratamos de vivir según su Palabra y permanecemos junto a Él, para, alimentándonos de su Cuerpo y su Sangre, dejarnos convertir y curar de nuestras heridas egoístas.

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