(Mt 17,10-13) |
En Jesús tiene cumplimiento toda profecía, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Para muchos agnósticos que no quieren ver en Jesús el Mesías prometido, estas señales y signos que en Él se manifiestan descubren probablemente su Divinidad mesiánica, que le revela como el Hijo de Dios Vivo, el Mesías prometido.
Sin embargo, una de las profecias habla del rechazo que han recibido, tanto los profetas como el mismo Jesús, que condenan a muerte. Este tiempo de adviento es un tiempo de Gracia, un tiempo que nos descubre la necesidad de prepararnos y de abrirnos a la Gracia del Espíritu de Dios. Un tiempo de abajamiento y humildad donde avivemos y despertemos la necesidad del Médico, Buen Pastor, el Mesías y Salvador, que nos redime de nuestros pecados.
Adviento es un tiempo de Gracia para aflorar y renovar nuestra esperanza de experimentarnos salvados. Pero un tiempo que nos exige reflexión y austeridad. No tanto celebrativo en torno a fiestas, regalos y banquetes, cuanto a experimentarnos pobres, pequeños, humildes y expectantes a la venida del Niño Dios.
Un Niño Dios al que queremos abrirles las puertas de nuestro corazón, para que deje alli, en nosotros, su Reino. Un Reino de paz, de justicia y de amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.