sábado, 20 de enero de 2018

EL ENTORNO NOS CUESTIONA

A la hora de tomar una decisión, la familia toma parte activa en el asunto, hasta el punto que influye de forma intensa y determinante en la toma de decisión. Eso genera discrepancias de las que pueden saltar chispas y enfrentamientos difíciles de superar. Jesús, igual que nosotros, menos en el pecado, no escapa tampoco a estas dificultades familiares y cercana a aquellos que están próximos.

No es el problema su Madre, que sabe, mejor que nadie, quien es, sino sus parientes y entorno más próximo, que empiezan a tomarlo por desequilibrado o loco. Y es que cuando lo que vemos no coincide con nuestra razón humana, lo ponemos en duda o lo excluimos. No llegamos a comprender sino lo que somos capaces de razonar y asimilar, y nuestra razón es limitada. De modo que, la forma de proceder de Jesús, sus Obras y Palabras, que convocan y atraen a multitudes, no coincide con nuestra limitada razón.

Unos se excluyen porque no le entienden, y otros sienten amenazados porque ven peligrar su estatus propio y su capacidad de poder. Nace la envidia y la idea de quitarlo del medio. Pero, también sus parientes más cercano empezaban a dudar de su credibilidad y a considerarlo un loco o desequilibrado, le buscan con la intención de apartarlo de su misión evangelizadora.

La pregunta está en el alero, ¿qué pensamos nosotros hoy? Porque, podemos estar criticando y señalando en la distancia, pero no mirándonos e interpelándonos ante nuestra actitud actual. Por lo tanto, ¿seguimos considerándolo un loco, o por el contrario creemos que es el Hijo de Dios? No cabe duda que en el mundo que vivimos seguir a Jesús es algo de loco. Un mundo donde lo que prima es el tener, el consumo, el poder, el placer y la fiesta, el ser el mejor y más fuerte. Pero, sobre todo, tener fama y éxito.

Un mundo donde seguir a Jesús es ir contra corriente y considerarlo como una locura. Pero, una locura de verdadero amor, del amor que siempre está y perdura. Del amor que no sólo pasa, sino que permanece y se queda. De ese Amor que nos llena plenamente y nos da gozo y alegría eterna.

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