Todo lo que nos rodea entraña peligro y nos puede afectar. Hay personas que puede influir sobre nuestra manera de ver las cosas y de pensar. Sí, realmente estamos rodeados de lobos y tendremos que andar con mucho cuidado. Jesús sabe y es consciente de ese peligro que corremos y nos pone en guardia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» (Mc 8,15), pues ellos —los fariseos y los de Herodes— no quieren que la Gracia de Dios sea conocida, y más bien se la pasan cundiendo al mundo de mala levadura, sembrando cizaña.
Tenemos muchas preguntas e interrogantes y, de eso, el mundo aprovecha para confundirnos. Las dudas nos dejan a merced de aquellos que nos quieren distraer, confundir y alejar del Señor. Y, sometidos a una lucha sin cuartel por nuestra naturaleza humana sentimos el aguijón del pecado y de las tentaciones que otros nos preparan. Todo lo vemos negro y nacen en nosotros las dudas que nos confunden con el mal testimonio de nuestros mismos compañeros e incluso dentro de la Iglesia.
Siempre hay quienes quieren vivir al margen de Dios y rechazan su mensaje de salvación. Siempre hay quienes derraman toda sus influencias para que no se viva desde la fe en Dios y sí desde los criterios humanos que quieren hacerse dueños del mundo y gobernarlo para satisfacer sus propios egoísmos. Para ello rechazan todo lo religioso que, desde la fe, cuestionan actitudes que van contra la defensa de la vida, contra la familia o contra formas de vida cuestionables.
Se hace necesario sostener y fijar la mirada en el Señor. Él es el Camino, la Verdad y la Vida y en quien debemos apoyarnos incondicionalmente superando todas las adversidades e influencias de aquellos que nos quieren separar de Él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.