viernes, 20 de septiembre de 2019

TRANSPARENTES PARA DEJAR PASAR LA LUZ

Imagen relacionada
Lc 8,1-3
Abrir mi corazón para llenarme de Dios es mi primer paso. Luego, iluminado por su Gracia, ser lámpara que alumbra el camino por donde trascurre tu vida. Porque, si la Luz entra en ti y no se irradia a los demás es signo de que algo falla.

Lo normal que que la Luz ilumine y alumbre todo a su derredor, y si no sucede así la deducción es que no es verdadera luz o está contaminada por la sombra del Maligno. No se pone una lámpara -Mt 5, 15- debajo de...

Y es esta reflexión, que hoy me hago, la que me interpela y me pregunta: ¿Soy yo lámpara que deja pasar y transparentar la luz, que primero alumbra mi corazón, y, luego, ilumina a los demás? O, ¿por el contrario es una luz que entrando en mí se queda dentro y no alumbra a los que me rodean? Desde esta realidad percibo la condición débil y pecadora de mi frágil naturaleza humana, pero, también, la impotencia propia de sostenerme sólo por mis fuerzas. 

Me doy cuenta que seré luz en la medida que me deja invadir por tu Gracia, Señor, hasta el punto de que la derrame abundantemente en los demás y por todos los lugares que mi vida transite. Y eso es lo que persigo, quiero y me mueve a ir detrás de Ti, Señor. Y te sigo, como hicieron los apóstoles y las mujeres que te acompanarón en tus visitas de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.