Mc 6,7-13 |
Somos de carne y hueso y eso significa que estamos tentados por todo lo que nos rodea. Sin darnos cuenta quedamos atrapados en la necesidad de las cosas y se nos hacen imprescindible hasta el punto de someternos y esclavizarnos. Despertamos y nos damos cuenta que necesitamos estar constantemente en la presencia del Señor. Nuestras preocupaciones y problemas deben estar puestos en su Infinita Providencia y Misericordia. Y reconocemos que nos cuesta fiarnos de su Palabra.
En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que nada tomasen para el camino, fuera de un bastón: ni pan, ni alforja, ni calderilla en la faja; sino: «Calzados con sandalias y no vistáis dos túnicas». Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos».
Todo esto tiene relación con respecto a nuestra naturaleza humana. Estamos sometidos por el pecado y tentados a dejarnos esclavizar por nuestra concupiscencia y nuestras ansias de poder, de riqueza y de liderazgo. Se experimenta en el mundo político, económico y artístico. Y todo esto nos aparta de darnos y servir a los demás. Conviene y es imprescindible seguir los consejos de Jesús. Sólo Él basta para dar testimonio de su Palabra y de sus Promesas. Claro, pronto nos damos cuenta de lo débil de nuestra fe. Necesitamos como agua que nuestra fe sea firme y confiada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.