Me quedé sorprendió y maravillado de lo que dice María en su visita a la casa de su prima Isabel. Al oír la respuesta de su prima, María, responde de una manera – el Magnificat – que, al menos a mí, me deja maravillado y lleno de admiración. ¡Dios mío, es el mismo Espíritu Santo quien en labios de María dice todo lo que va a suceder en el futuro!
Es una prueba meridianamente clara de la presencia del Espíritu Santo en ella. Sin lugar a duda, para mí es la evidencia de que el Espíritu Santo llena el corazón de María y mueve sus labios para que diga las maravillas que Dios hace con ella y lo que acontecerá en el futuro con su persona.
María, que después de la Anunciación, nacimiento, huida a Egipto, el Niño perdido y hallado en el templo y alguna cosa más, desaparece de la escena bíblica y de la historia del Antiguo Testamento hasta aparecer al pie de la cruz, es reconocida y felicitada por todas las generaciones.
María, en el Magnificat, describe, entre otras cosas, ese reconocimiento y la Infinita Misericordia que Dios derrama en todos aquellos que le temen y creen en Él: …por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen… Es algo milagroso y profético que descubre la presencia evidente del Espíritu Santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.