martes, 5 de diciembre de 2023

ENCONTRARNOS CON EL SEÑOR EXIGE RECONOCERTE PEQUEÑO.

Ser pequeño, no en el sentido físico, sino de humildad, es la condición imprescindible para provocar y desear un encuentro real y auténtico con nuestro Señor Jesús. Por el contrario, mostrarte, porque nunca lo serás en sentido tanto humano como espiritual, sabio en este mundo te cierra las puertas al encuentro serio y profundo con Jesús.

En la conversación de Jesús con Nicodemo – Jn 3, 1 – 21 – queda expresado claramente lo que anteriormente tratábamos de decir. Hay que volver a nacer, pero un nacimiento desde el Espíritu, y lo hacemos cuando nos bautizamos. Es precisamente en ese momento cuando entra en nosotros el Espíritu Santo que, si le abrimos las puertas de nuestro corazón, irá modelándonos y convirtiéndonos según la Palabra de Dios.

Ahora estamos en tiempo de salvación. Viene el Señor y el Adviento nos invita a preparar nuestros corazones para recibirle. Nace el Señor, pero no un nacimiento de celebraciones, fiestas y recuerdos, sino un Nacimiento nuevo, renovado y comprometido para crecer en verdad, justicia y paz. Un nacimiento que nos convierta un poco más en bienaventurados según las bienaventuranzas que Jesús, el Señor, nos ha enseñado precisamente con su Vida y Obras.

Adviento es camino consciente de que Jesús está presente y camina con nosotros. En ese camino iremos, si realmente vamos y permanecemos en Jesús, creciendo en conversión. Quizás sin darnos cuenta, pero creciendo. Lo veremos en el tiempo y en el camino andado en la perseverancia. El Espíritu Santo, si somos humildes y nos reconocemos realmente lo que somos, nos lo hará ver. Porque solo a los humildes, pequeños y pobres de espíritu que se dejan salvar por el Señor, el Espíritu Santo les revela el don de la fe y la Infinita Misericordia del Amor de Dios.

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