sábado, 7 de agosto de 2010

SUBIR PARA BAJAR

MONTE TABOR


Toda subida supone una bajada y, por muy bien que nos sintamos, no podemos permanecer en ella porque se hace necesario bajar. La montaña nos aislaría porque antes debemos cumplir la misión de anunciarla y amarla. Y amar la montaña supone bajar al mundo a contagiarlo de la esperanza y visión de la montaña.

El éxtasis del Tabor supone tener claro que nuestra meta es esa: "Contemplar a Nuestro PADRE DIOS y permanecer en su presencia es el mayor gozo que el ser humano puede alcanzar", y lo más que desea, aún ignorado por muchos. Buscan ser felices donde no se encuentra la felicidad sino de forma aparente y fugaz.

La diferencia de un creyente a un no creyente radica en que ambos cumplen bien su misión profesional, pero el no creyente termina ahí, mientras que el creyente se esmera en trascender su atención y servicio hasta el punto de transmitir que, subida la montaña, hay algo que vale la pena encontrar y contemplar. Y ese gusto y complacencia nos transforma de tal manera que nuestra vida queda también transformada.

Cuando has llegado a la montaña y has gozado de la visión de ver al Verdadero JESÚS, tu vida queda tocada por el amor y, pronto, tu entorno advierte que algo te ha sucedido y que algo ha cambiado tu vida. Es cuando tu entrega y servicio va dejando huella en aquellos otros que se cruzan en tu camino, porque tu amistad va más allá del puro hecho profesional o social.

En las dificultades, crisis y situaciones límites, las relaciones de amistad y de servicio al otro se estrechan muchisimo en aquellos que están movido por su fe trascendente. Es la prueba del algodón para darse cuenta quienes son los verdaderos amigos, porque distancian a los interesados y a los que rechazan el compromiso personal.

Ya lo clarificó JESÚS en la parábola del buen Samaritano. Cuando se necesita ayuda y se requieren sacrificios, los amigos desaparecen porque no permanecián por amor sino por intereses. La crisis no sólo ha sacado a relucir las amistades verdadera, sino que el testimonio de muchos cristianos, unidos en la adversidad, ha supuesto una ocasión para proponer una forma diferente de vivir.

De mismo modo que nuestro entorno influye en nosotros, nuestro comportamiento también influye en las personas que nos rodean. Así, la amistad ha ratificado en la fe a muchos católicos, y ha supuesto una ocasión para que otros comprueben cómo se hace efectivo el "Mira cómo se aman". Es la consecuencia de que la subida a la montaña (Tabor) se ha hecho bien.

Los resultados son estos: don Pedro, al poco tiempo de nacer su tercera hija, y cumplido los 47 años, se quedó en el paro. Justo al día siguiente del despido, su amigo don José María, que trabajaba en su misma profesión, le dijo: "Cuando quieras puedes venirte a trabajar conmigo". Hoy, don Pedro recuerda que Tronco (así llaman sus amigos a José María) me lo dijo al día siguiente de que me despidieran y ni siquiera me preguntó el motivo del despido, o cuanto tenía de paro..., nada.

Eso es lo que hace un amigo que ha subido verdaderamente a la montaña. Y además, como compartíamos la fe en CRISTO, somos muchos más que amigos. Para mí, Tronco es mi hermano. Ahora, el trabajo conjunto, lejos de haber dado ocasión de conflicto, ha supuesto una mayor cercanía para ambos.

En realidad, don Pedro y don José María llevan siete años quedando todas las semanas, junto a otros dos amigos (todos son del Movimiento de Cursillos de Cristiandad) para hablar y revisar su vida cristiana. Su reunión de grupo, como la llaman dentro de Cursillos de Cristiandad, ha dado frutos inesperados: como la hacen siempre en el mismo bar, al dueño del local le llamó la atención cómo se preocupaban los unos de los otros, y ellos han encontrado ocasión para evangelizarle.

"La amistad es fundamental para llegar al corazón de otra persona - dice don Pedro -. El otro podrá ver a CRISTO en ti en la medida en que tú seas su amigo y te preocupes por él". Y eso es lo que JESÚS encargó y dijo a Pedro, Santiago y Juan: "ahora no digan nada a nadie, bajemos al mundo porque hay que evangelizar haciéndose amigos y viviendo en verdad el amor, tal y cómo yo les he amado"

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.

Tu comentario se hace importante y necesario.