Muchas veces sabemos que esto o lo otro lo hacemos medianamente bien, por no decir muy bien, pero, por muchas cosas o por miedos los dejamos de hacer. Son nuestros compromisos que nos asustan y responsabilizan y a los que, con mucha frecuencia, no le plantamos cara porque nos hace la vida más cuesta arriba.
Son las sabidas luchas contra corriente que nos tientan a huir y a tomar el camino más cómodo y fácil. Son las tentaciones de enterrar nuestros talentos y no arriesgarnos a ponerlos en productividad por miedo a perderlos. Son nuestros egipcios (Éxodo 14, 5-18)), de la Palabra de ayer, que nos amenazan a rechazar la salvación que nuestro PADRE DIOS nos ofrece.
Son nuestras arriadas de bandera blanca ante la cizaña, la ventisca o los contratiempos e inclemencias del tiempo que nos amenazan y nos impiden dar frutos. Son nuestras pruebas y dificultades que necesitamos vencer poniéndonos en Manos del Sembrador y dejándonos plantar, abonar y cultivar por ÉL.
Son nuestras arriadas de bandera blanca ante la cizaña, la ventisca o los contratiempos e inclemencias del tiempo que nos amenazan y nos impiden dar frutos. Son nuestras pruebas y dificultades que necesitamos vencer poniéndonos en Manos del Sembrador y dejándonos plantar, abonar y cultivar por ÉL.
PADRE del Cielo, quiero ser semilla de tierra buena,
de buen cultivo y de buenos frutos, pero,
para ello, necesito el calor, la
lluvia y los cuidados de
tu Mano. amén.
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