Jn 12,20-33: Si el grano de trigo cae ... |
Sí, parece un signo de contradicción, "perder la vida para ganarla". Perder para ganar no es muy grato, pues primero hay que perder y segundo se espera ganar. Lo que va delante es lo seguro, dice el refrán, y eso al parecer es lo que importa.
Perder la vida, la que muchos pensamos es lo único que tenemos, nos cuesta mucho entenderlo, y eso, al margen de ser muy duro, nos supone un camino de espina, de tristeza y de amargura. Escoger ese camino es algo contradictorio a lo que el mundo y la propia vida nos presenta. Parece que seguir a Jesús es condenarnos a vivir una vida de perro y tristeza.
Sin embargo para todos aquellos que se han atrevido, que han confiando, y se han lanzado por este camino, pronto experimentan el gozo que se esconde en el amor entregado a los demás. Porque de amarte a ti mismo, egoísmo, a perderte por amar a los demás, ágape, está la diferencia de ser feliz.
Por eso, el camino que Jesús nos propone es el Amor, pero un Amor tal y como Él nos enseña, es decir, estar dispuesto a dar la vida si es preciso. Y es precisamente en ese camino donde encontramos lo que tanto buscamos, la felicidad eterna.
Pero si antes hay que pasar por pruebas que nos enfrentan a una lucha contra nosotros mismos, que nos exigen dominio, voluntad, desapegos... y que nos produce tristeza o sufrimiento, todo sea para Gloria del Padre, porque se hace necesario experimentar esa purificación que nos hará hombres libres para liberar.
Porque sólo siendo libres podemos hacer libres a otros; porque sólo siendo libres podemos ser capaces de amar, y amando, perdonar. Amén.
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