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Mc 6,1-6 |
Es algo inherente a nuestra naturaleza, miramos quien habla y lo que
dice, pero no nos fijamos qué es lo que dice y si habla en verdad. Dicho
de otra forma, cuando alguien habla, le damos crédito a sus palabras
dependiendo de quién es.
Así, Jesús no fue creído aunque sus Palabras sorprendieran e ilusionaran. ¿Quién es este? ¿No es el hijo del carpintero? ¿Quién le ha dado autoridad para hablar y decir estas cosas? ¿No lo decimos hoy también?
Pero no observamos que ese Jesús nació ya pequeño, sin ser advertido, humilde y pobre. Se barruntaba que alguien así no iba a ser escuchado notoriamente. Por eso hace milagros y trata de decirnos que es el Hijo de Dios, pues excepto Dios, nadie puede anular las leyes naturales y superarlas, es decir, hacer milagros.
Sin embargo, permanecemos encadenados al poder, a la ambición, a la soberbia, a la suficiencia, a la oscuridad de permanecer en la muerte, porque todo lo que alcancemos aquí es caduco. Sólo en Ti, Señor está la vida eterna.
Sí, constantemente miramos quién habla, y juzagamos en función de muchas cosas. A veces damos más crédito a quien es más importante, sin pensar que incluso un niño puede estar en la verdad y decir cosas con gran sabiduria.
ResponderEliminarSólo en Ti, Señor está la vida eterna.
A donde iremos Senor,si lo Tu,tienes palabras de vida eterna.
ResponderEliminarBendiciones,mil gracias.
Es una tendencia y vicio humano. Quizás producto de nuestros pecados. Damos más valor a lo que viene de altura, de prestigio y fama, incluso desconocido que a lo conocido, a lo nuestro sobre todo si es pequeño, débil o sin apenas voz.
ResponderEliminarSaludos y abrazos en el Señor.