(Mt 9,9-13) |
No es contradictorio sino necesario. Sentirse pecador es condición indispensable para tener la posibilidad de ser salvado. Para resucitar, primero habrá que morir, pues solo un muerto puede resucitar. De la misma forma, solo un pecador puede ser perdonado y salvado.
Por eso, a los ricos les es difícil sentirse pecadores. Se sienten poderosos, suficientes, sabios e intelectuales y no necesitados de perdón. En todo caso son ellos los que pueden perdonar. Su alta estima les enciende la soberbia y les cierra herméticamente sus corazones. Jesús nos lo advirtió: "Es más difícil..."
Jesús ha venido para salvar y redimir. Es lógico entender que su preferencia son los pecadores, y dentro de los pecadores, de forma especial, los pobres, los necesitados, los hambrientos y marginados. Son ellos los que más necesitan de su Misericordia, de su perdón, porque también la esperan, la buscan y la piden.
No quiere decir que por fuerza tengo que ser pecador, sino que lo soy por naturaleza, pues mis debilidades me descubren como tal. ¿Quién se libra de la carga de su cuerpo? Siento el aguijón de la carne, de mis apegos, de mis inclinaciones... Estoy marcado por el pecado original, y de él solo me puedo librar injertado en Xto. Jesús. Quien cree lo contrario u otra cosa irá por mal camino.
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