(Mt 19,3-12) |
Cuando dejas que tu corazón se endurezca empiezas a pensar en ti mismo. Desde ese momento el primero eres tú y el segundo también. Todo gira en torno tuyo y prima tu voluntad. Voluntad que está dirigida por tus apetencias y egoísmos. Sin darte cuenta has convertido tu mundo en un mundo absurdo, caótico y en ruinas, donde prima la ley del más fuerte, del más poderoso y egoísta.
Es la sociedad que estamos construyendo. Padres viejos porque llegan tarde al matrimonio responsable. Planteado como una etapa final donde hay que sentar la cabeza y formar un familia. Padres que deberían ser abuelos. Es decir, sustituimos los padres por los abuelos.
Convivencias pactadas por intereses, por apetencias y por enamoramientos románticos, construidas sobre arenas movedizas manejadas por las pasiones, sentimientos o emociones. Menos por el amor responsable y comprometido. Desde esa visión material, la Voluntad de Dios es algo que estorba e interesa eludir y pasar por debajo la mesa. El mundo guiado por ciegos va camino de la perdición.
Dios ha revelado su Plan y su Voluntad sobre el hombre y la mujer, pero el hombre, más fiel a sus pasiones e irresponsabilidades, desobedece la Voluntad de Dios. Así vemos y experimentamos las consecuencias que se derivan del deseo del hombre de hacer su voluntad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Compartir es esforzarnos en conocernos, y conociéndonos podemos querernos un poco más.
Tu comentario se hace importante y necesario.