lunes, 5 de agosto de 2013

TODO TIENE REMEDIO, MENOS LA MUERTE

(Mt 14,13-21)

Nuestra vida está llena de sentencias y refranes apoyados en la experiencia de los acontecimientos que, a lo largo de la vida, nos descubren la realidad de la misma. Pero, la vida y sus hechos tienen Dueño, y ese Dueño la pone en evidencia cuando quiere y para que los hombres sepan quien es el Señor de todo lo creado.

Para Dios nada hay imposible, pero una cosa es decirlo y otra que los hombres lo vean y lo entiendan. Jesús, el Hijo enviado a revelar el Amor del Padre, aprovecha la ocasión para demostrar a los apóstoles que donde no hay posibilidad de comer, nuestro Padre Dios da de comer. No importa la cantidad de gente ni tampoco el lugar. Todo se hace para Gloria de Dios en su Hijo Jesús.

En Jesús, enviado para salvarnos, la vida tiene remedio y solución. Ya no es verdad la conocida frase de que, "todo tiene remedio menos la muerte", porque Jesús ha vencido la muerte y ha Resucitado. Nosotros también lo haremos, si creemos en Él. 

Podemos imaginar que pasaría después. ¿Cómo ha podido dar de comer a tanta gente? ¿Qué comentarios, reflexiones, supuestos y habladurías han derivado momentos después de experimentar que todos saciaban su hambre y llenaban sus estómagos? ¿De dónde, pues estaban en un descampado, se ha sacado tantos panes y pescado? ¿Qué se nos ocurre a nosotros, también, comentar?

Con Dios en nuestra vida las cosas tienen otro sentido y valor, y nada, por imposible que parezca, es imposible, pues Dios si conviene, puede hacerlo posible.

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