(Lc 4,31-37) |
Hoy es uno de esos días que sólo dan ganas de escucharte en silencio. Tu Palabra nos basta y nos llena. Enseñas con autoridad y como quien tiene poder para expulsar espíritus inmundos, y todos quedan maravillados de tu actuar.
Nos llenas de enseñanzas que sentimos dentro de nosotros mismos. Todo lo expones claro y fácil de entender, y es más, nos descubres nuestro propio interior, pues sentimos que lo que dices es la verdad y lo que nos acontece cada día en nuestras vidas.
Y lo vives y lo testimonias con Tú actuar. Mandas sobre la enfermedad y sobre los demonios, y sanas y los expulsas con la autoridad que te ha sido dada de arriba. No eres un hombre cualquiera, eres el Verdadero Hijo de Dios Vivo. Tu actuar y tu Palabra lo testifica a cada momento. Por eso, tu fama se extiende por toda la comarca.
No queremos pasar de largo Señor, sino pararnos ante tu Palabra, porque esperamos y confiamos que de ella nos vendrá la salvación eterna. Danos la fuerza de saber escucharla y alimentarnos para que nos sostenga y alimente en nuestro camino.
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