(Mc 8,22-26) |
No cabe duda que a bote pronto deseamos ver la luz del sol y todo lo que ella alumbra. Ver a mis familiares, a mis amigos, el campo, las flores y todo lo que se mueve a su derredor. Ver es muy hermoso, pero, ¿qué relamente interesa ver?
No vamos a negar que nos encanta ver lo dicho anteriormente, pero Jesús nos quiere hoy hacer pensar que la Luz más importante es Él y la que verdaderamente importa ver. Y para eso necesitamos abstraernos, apartarnos de las cosas de este mundo y buscar espacios de silencio y serenidad donde encontrar al Señor y poder escucharle.
Por nuestros propios ojos que damos deslumbrados y el mundo nos ofrece verdaderas maravillas. Son apetencias que el demonio usa para apartarnos de la escucha atenta del Señor y de la verdadera Luz. La paradoja de la luz del mundo, aparentemente hermosa, pero que nos oscurece el camino, y la Luz que aunque empieza por poco y algo borroso, en la presencia del Señor se hace clara y hermosa.
Seamos pacientes y dóciles a la Palabra del Señor y déjemonos alumbrar por la Luz que viene de sus Manos.
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