(Jn 16,16-20) |
Nuestra lógica no es la de Dios, y con nuestra razón y lógica nunca entenderemos a Dios. Ese es el problema de aquellos que quieren desde su razón y su lógica dar explicaciones a la Verdad de Dios. Es absurdo pensar así e intentarlo, porque hasta se podría razonar el por qué. Porque de entender los planes de Dios y que entren en nuestra razón es demostrar que Dios no existe.
Un Dios tan pequeño que pueda ser entendido por el hombre no es un Dios. Lo lógico y de sentido común es que Dios sea inalcanzable para el hombre. Y eso nos viene a demostrar que realmente Dios es ese Dios que nos revela su Hijo Jesús. Un Dios infinito, fuera de nuestro alcance y, razonada su existencia, pero no entendida sino demostrada en la Resurrección y el testimonio de los que le conocieron como Hombre y le reconocieron Resucitado.
El creyente vive en la esperanza de esperar la segunda venida de Jesús. No importa lo que está ocurriendo, ni tampoco lo que digan ni lo que predicen. La realidad es que el mundo está mal y cada día parece el último, pero el hombre siempre mantiene la esperanza de encontrar la felicidad eterna. Eso es lo que de forma constante busca hasta desesperarse en muchos momentos.
Las Palabras de Jesús son reconfortante y esperanzadoras: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Sabemos que se ha ido, pero también que volverá y que permanece entre nosotros. También sabemos que el Espíritu Santo nos acompaña y nos guía por el camino de la Verdad. Pero, sobre todo, sabemos que Jesús tiene Palabra de Vida Eterna y en Él todo tiene cumplimiento en la Verdad.
¿Y no es verdad? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
Todo esto está sucediendo, pero vivimos en la esperanza de que se convertirá en gozo, porque eso es lo que realmente experimentamos dentro de nosotros mismos y lo que el hombre busca y desea.
El creyente vive en la esperanza de esperar la segunda venida de Jesús. No importa lo que está ocurriendo, ni tampoco lo que digan ni lo que predicen. La realidad es que el mundo está mal y cada día parece el último, pero el hombre siempre mantiene la esperanza de encontrar la felicidad eterna. Eso es lo que de forma constante busca hasta desesperarse en muchos momentos.
Las Palabras de Jesús son reconfortante y esperanzadoras: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Sabemos que se ha ido, pero también que volverá y que permanece entre nosotros. También sabemos que el Espíritu Santo nos acompaña y nos guía por el camino de la Verdad. Pero, sobre todo, sabemos que Jesús tiene Palabra de Vida Eterna y en Él todo tiene cumplimiento en la Verdad.
¿Y no es verdad? En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
Todo esto está sucediendo, pero vivimos en la esperanza de que se convertirá en gozo, porque eso es lo que realmente experimentamos dentro de nosotros mismos y lo que el hombre busca y desea.
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